Canaima se ensombrece bajo la minería ilegal

02 jun, 2015 por Isabel Guerrero Villasmil

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La minería ilegal fue otra vez noticia en Venezuela cuando miembros de la comunidad indígena pemona Kanaimó, a las 6 de la mañana, cerraron la pista de aterrizaje de la zona occidental del Parque Nacional Canaima impidiendo la llegada y salida de cualquier vuelo hasta que solucione el problema.

Su demanda fue contundente: acciones legales contra la explotación ilegal de oro y que el presidente Nicolás Maduro se pronuncie a favor de un territorio protegido por las leyes como Área Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae), que también son consideradas tierras ancestrales y pulmón natural del mundo, por eso fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1992. Señalaron que el cierre será por tiempo “indefinido”. Esta pista comunica a 10 minutos a pie con el Campamento Canaima, perteneciente a la red de hoteles Venetur.

“Nosotros estamos protestando principalmente por la minería ilegal, la minería ilegal que se está practicando en nuestro río Carrao, cercanía del Salto Ángel, que es uno de las bellezas naturales del mundo”, dijo el vocero de la comunidad, Domingo Castro, en una entrevista con la emisora Unión Radio según reseñó la nota de El Mundo.

Inspección en Canaima 03/junio/2014 (Vía Mintur)

Hasta el momento en que se redactó esta nota, no había información oficial sobre los sucesos de este lunes o sobre lo que ocurre en Canaima. El vocero de la comunidad ha señalado que la medida de protesta fue tomada al agotarse todos los medios sin obtener respuesta.

Por su parte, la periodista Valentina Quintero y el ex ministro de Turismo Andrés Izarra coincidieron en hacerse eco de la denuncia, difundiendo a través de sus cuentas twitter, fotografías alarmantes de la destrucción de Canaima, un espacio natural de aproximadamente 30.000 kilómetros cuadrados, ubicado en el estado Bolívar, al sur del país.

El cineasta Carlos Azpúrua visibilizó el daño que la minería le hace a las tierras protegidas. “El Bosque Silencioso” (1996), un documental sobre la práctica ilegal en el Alto Caura, desnuda una realidad conocida por muchos y que requiere, así como se dijo hace más de dos décadas, una intervención inmediata.