De las formas de la resistencia

Tras una larga y aplastante teocracia, los iraníes están haciendo uno de los mejores cines de la actualidad en el cual, entre otros temas, han mostrado el machismo ramplón de una religión y de una sociedad misóginas. Y lo hacen valiéndose del impecable argumento de la belleza. ¿Deberían abandonar la expresión artística, porque las prioridades son otras, y dedicarse a derrocar un gobierno totalitario y negador de los derechos humanos? No es así como lo ven los cineastas iraníes.

Pero hay quien parece pensar que sí. Son los mismos que dicen que, en Venezuela, la prioridad es enfrentar un gobierno que no esconde su vocación totalitaria. Ahora, si bien la segunda parte del enunciado es irrebatible (un gobierno que no esconde su vocación totalitaria), la primera merece detenerse ante un par de preguntas. ¿A qué nos oponemos cuando decidimos oponernos a algo? ¿Se puede uno oponer a la procacidad, la violencia, el irrespeto a la opinión ajena con más violencia, procacidad e irrespeto a la opinión ajena?

Mucho se escucha en las redes que hay un estancamiento de la gente, que está como dormida. Pero yo estuve, por ejemplo, en una conferencia sobre servicio que dictó Maru Pacheco, de Consultores Neurosales, y comprobé la preocupación de gente de diversas regiones del país por cambiar la imagen que tenemos acerca del servicio y la atención en Venezuela. Y con ideas creativas. Sí, en estos tiempos. Sí, al margen de programas oficiales.

Mucho se escucha en las redes la cantaleta de que se están yendo los mejores. Esa afirmación es terriblemente mezquina. Conozco gente muy valiosa y talentosa, en los más diversos ámbitos, que está dedicada a la suyo sin atender a las voces que dicen que estamos atravesando un tiempo perdido. Y, en última instancia, el que se va, ¿abandona su condición de venezolano? Para la cantautora Laura Guevara, según señala en una entrevista que le hice, el que se instala en otro país está llevando lo mejor de Venezuela al mundo y está contribuyendo a la construcción de redes de venezolanos que van a expandirla a otros lugares. Son potenciales agentes de difusión de mejores noticias que las cuentas bancarias de los corruptos, la ola de crímenes y la puesta en escena de un stalinismo tropical.

El país está en crisis, ciertamente. El gobierno está empobreciendo al país cada día más, eso es innegable. Mucho recurso humano valioso está buscando su futuro en otras latitudes, eso no se puede objetar. Pero aquí hay gente luchando por lo que cree. Gente que no está apostando a que se hunda la mitad del barco, porque sabe que los barcos no se hunden a medias. Gente enfrentando la vulgaridad, el estancamiento, lo peor de nuestro gentilicio, con hechos tangibles, con sus propias herramientas y sus propias apuestas. Gente que se niega a hacerle propaganda al discurso violento e irresponsable. Gente que se niega a ser vehículo de los mensajes del troll. Gente ofreciendo una cara distinta a la de un gobierno militarista que rinde culto a un caudillo muerto. Gente que hace esfuerzos enormes por cultivar otra realidad, con las cosas que sabe hacer. Gente, en fin, que tiene una única vida y no la va a posponer para “tiempos mejores”, porque sabe que son éstos los tiempos que les tocó vivir.

No hay nada que haga más daño que las certezas generalizadoras. Las historias únicas, vengan de donde vengan, son un atentado a la vida, como lo alertó la novelista nigeriana Chimamanda Adichie.

Que todavía a mucha gente no le hayan apagado el espíritu creador, que siga creyendo en la belleza y haga y compre libros, y haga y consuma cine y música, es la mejor noticia que podemos tener luego de quince años de “hegemonía comunicacional”, historias únicas y vetustos cultos a caudillos. Esa es la gente que está luchando contra la vuelta al pasado.

Es paradójico que haya quien, desde el teclado, diga que le ofende la indiferencia de los demás, solo porque esos “demás” están ejerciendo una forma distinta de resistencia al hundimiento del país. El que acusa a los demás de indiferentes porque no están enfrentando la crisis como la enfrentan ellos, le tocará descubrir, no sólo que aquellos no son tan indiferentes  como los ven, sino que su pensamiento sí es, en cambio, tan totalitario como el gobierno que dicen enfrentar.

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