Las tres vidas de Rómulo Gallegos

Este domingo se cumplen 46 años de la muerte del novelista venezolano Rómulo Gallegos, ampliamente reconocido por su obra pero, además, su participación desde otras esferas públicas como político y educador.

Su nombre completo era Rómulo Ángel del Monte Camelo Gallegos Freire. Nació el 2 de agosto de 1884 en la ciudad de Caracas, específicamente en la esquina El Zamuro. Fue el segundo de los ocho hijos de la unión entre Rómulo Gallegos Osío, oriundo del estado Aragua, y doña Rita Freire Guruceaga, caraqueña, que murió dando a luz al último de sus hijos, cuando Rómulo tenía 10 años de edad.

En el libro El hombre y la naturaleza en Rómulo Gallegos, obra del escritor Felipe Massiani, lo describe a sus 10 años.

Rómulo se quedaba en la casa toda la semana acompañando a las hermanas. Inventaba juegos: la agencia de transportes para la mudanza de las muñecas —sin embargo— los domingos eran para él, no los compartía con nadie; se escapaba por los valles, con sus andarines zapatos de vaqueta.

Una vez adolescente, Rómulo se graduó de bachiller con honores y a los 20 años ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la cual abandonó tiempo después por dificultades económicas.

Maestro de maestros

Vía Celarg

Doctor Honoris Causa (Vía Celarg)

Corría el año 1929 cuando Rómulo Gallegos se paseaba por los pasillos del Liceo Caracas, como director de ese plantel. Sus alumnos percibían en él a un hombre tímido, de pocos amigos y muy riguroso al momento de enseñar lecciones de psicología, álgebra y filosofía, mientras que su tiempo libre, ese que quedaba luego de dedicar 10 horas continuas a la labor pedagógica, lo dedicaba exclusivamente a su trabajo literario, el cual le hizo ser merecedor de elogios y reconocimientos en toda la región y consolidarse como el mejor novelista del siglo XX.

Esta visión de Gallegos la afirmó años después el más destacado de sus alumnos, Luis Beltrán Prieto Figueroa, galleguista que heredó de su maestro un profundo interés por reformar la educación que se impartía en el país para hacerla cada vez un derecho para todos y no un privilegio para pocos. Contaba Figueroa en el libro Rómulo Gallegos, cuentos completos, de Otero Ediciones:

Gallegos, director del instituto, era un hombre huraño, de cara hosca, de modales reposados, de palabras fáciles, deseoso de impresionar a sus alumnos que escuchaban sus lecciones o pedían sus consejos por la actitud que asumía dentro del establecimiento. Para nosotros, los alumnos, Gallegos era un símbolo, el del maestro, que cumplía la tarea fundamental de formar juventudes. A veces ahorraba la sonrisa, acaso, con criterio de la época pensaba que para los jóvenes las personas que ríen mucho no son gente respetable.

Escritor consagrado

El joven larguirucho, de mejillas tersas, de cabellos negros y mirada aventurera, tal como lo describía Julio Horacio Rosales, abandonó las aulas de clases para adentrarse en una nueva misión: formar parte de los escritores de La Alborada, una revista en la que Gallegos, Rosales, y otros jóvenes creadores como Julio Planchart, Henrique Soublette y Salustio González Rincones, afirmaban sus ideales democráticos y se mostraban adversos al régimen de Juan Vicente Gómez.

Su participación en La Alborada, cuyo primer ejemplar salió a la luz el 31 de enero de 1909, fue la excusa en la que el dictador Gómez se amparó para llevar a Gallegos al exilio. En su artículo Mensaje al otro superviviente de unas contemplaciones ya lejanas, Gallegos reflexionó sobre su trabajo literario de esos días.

Éramos cinco en una misma posición ante la vida y paseábamos y paseábamos nuestro cenáculo errante por todos los caminos de buen mirar hacia paisajes hermosos… Salíamos del ensueño universal y milenario en que nos iniciaron los grandes libros leídos y compartíamos a toda voz los nuestros propios… Éramos cinco y a todos se nos ocurría imaginar, como a todos los jóvenes les acontece, que con nosotros comenzaba un nuevo mundo, originalísimamente nuestro, donde ya sí valía la pena vivir.

En el libro Rómulo Gallegos, cuentos completos de Otero Ediciones, Simón Alberto Consalvi, investigador de la obra del destacado novelista venezolano, cuenta que la creación literaria de Gallegos estuvo muy influenciada por hechos políticos que acontecían a su alrededor.

Cuando Gómez muere el 17 de diciembre de 1935, Gallegos será un hombre de 51 años, ya novelista y escritor de fama, dentro y fuera de Venezuela. Para quien había venido al mundo de la historia con tales experiencias (revoluciones, golpes de Estado, bloqueos extranjeros, guerras civiles, dictaduras, exilios) la tentación política no podía serle ajena.

Sin embargo, Gallegos —quien llegó a la presidencia de la República en 1948 por apenas nueve meses— nunca se desprendió de su actividad literaria, la cual desarrollaba en solitario y cuidaba con especial esmero.

De esta actividad salieron obras como Reinaldo Solar (1920), La Trepadora (1925), Cantaclaro (1934), Canaima (1935), Pobre negro (1937), El forastero (1942), Sombre la misma tierra (1943), La brizna de paja en el viento (1952), El último patriota (1957), Tierra bajo los pies (1973), entre otras, pero es su obra Doña Bárbara, escrita en 1929, la que lo lleva a la fama al punto de considerar este material como una de las novelas más importantes para la literatura latinoamericana.

Sus obras siempre mantendrá el realismo, las cuales se dividen en tres temáticas fundamentales: Los de crítica de costumbres, los de ambiente criollo donde plantea la antinomia civilización y barbarie, y los que describen pasiones, desequilibrios y anormalidades.

libros gallegos

Presidente popular que duró 9 meses

En 1941 perdió ante el general Isaías Medina Angarita como candidato presidencial. Sin embargo, ejerce el cargo como primer mandatario entre el 15 de febrero y noviembre de 1948, postulado por Acción Democrática, partido del cual fue fundador junto a Rómulo Betancourt. Su período duró escasos nueve meses cuando fue destituido de su cargo por una junta militar encabezada por Carlos Delgado Chalbaud, su ministro de Defensa.

Se convirtió en el primer presidente del siglo XX elegido de manera directa, secreta y universal por el pueblo venezolano. Su popularidad fue tan alta que obtuvo el mayor porcentaje de votos a su favor de las elecciones celebradas en el país, en todos los tiempos, con más del 80% de la totalidad de los votos.

El presidente Rómulo Gallegos junto al presidente de EE UU, Harry S. Truman.

El presidente Rómulo Gallegos junto al presidente de EE UU, Harry S. Truman.

Desde muy joven se opuso a la dictadura de Juan Vicente Gómez. En 1937 fue elegido diputado, también fue nombrado ministro de Instrucción Pública (posteriormente Ministerio de Educación Nacional) por el general López Contreras.

Durante su exilio vivió en Cuba y México, luego regresa al país cuando es derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en 1958. En 1960 fue elegido Comisionado y primer Presidente de la recién creada Comisión Interamericana de Derechos Humanos, cargo que ejerció hasta 1963. Desde entonces vivió en Caracas hasta el día de su muerte, el 5 de abril de 1969.

De izquierda a derecha: Andrés Eloy Blanco, Rómulo Betancourt y Rómulo Gallegos (Fundación de Fotografía Urbana)

Tres representantes adecos. De izquierda a derecha: Andrés Eloy Blanco, primer vicepresidente de AD; Rómulo Betancourt, presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno  y Rómulo Gallegos, presidente de AD. Palacio de Miraflores, Caracas, 1945 (Fundación Fotografía Urbana)

Con información AVN

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