5 claves para entender la crisis de motorizados

Luego de infructuosos intentos por organizar el caos motorizado, la anarquía llegó para quedarse y esta semana el Gobierno Nacional intentará frenarla con su nueva campaña “No pifiar”. Aquí te decimos las cinco causas de por qué controlar y regular a quienes asuman la responsabilidad de usar una moto.

1) Congestión vehicular. Los motorizados son responsabilizados por tráfico en una ciudad a la que ya no le caben más carros y culpados por los múltiples choques. Pocos automóviles se han salvado de los rayones que estos conductores en dos ruedas le hacen cuando pasan por los angostos espacios que quedan libres en las colas. Sin embargo, para muchos usuarios, las motos son una solución rápida y económica para llegar a cualquier punto de la ciudad, sin malgastar horas en interminables trancas o exponerse a situaciones de peligro en zonas inseguras.

2) Tropas de choque. Han sido los fieles asistentes a las marchas y concentraciones, cada vez es más común verlos acompañando tanto a oficialistas como opositores. Tuvieron mayor presencia en los mítines del fallecido Hugo Chávez, ondeando banderas en representación de colectivos “para la paz” o “para la guerra”. En los cortejos fúnebres de zonas populares son el bastión que rinde honores, pican cauchos y, en ocasiones más intensas, hacen sentir sus armas.

3) Anarquía. Pocos o muchos, los motorizados se saltan las leyes como las aceras. Hay limitados espacios dispuestos para que transiten en una ciudad en la que se ha vuelto cada vez más difícil caminarla como peatón. Golpean retrovisores, se “comen” la luz roja, se las ingenian para estar de primeros y aprovechar cualquier descuido que les permita llegar más rápido a su destino. También están los que insultan, los que se solidarizan con sus compañeros cuando son chocados y los que se esconden de la lluvia debajo de los puentes, sin importar trancar el tráfico. El irrespeto a las leyes tiene sus consecuencias, según datos de la Asociación Venezolana para la Prevención de Accidentes y Enfermedades (Avepae), más de 3.200 personas han muerto desde el 2012, por accidentes de motos, en todo el país.

4) Mala imagen. Es cada vez más generalizada la idea de que los motorizados son “la representación de la delincuencia” o “una plaga” con la que hay que acabar. Se les culpa de los homicidios, atracos, sicariatos y secuestros, muchos hechos documentados en la prensa nacional a diario. El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas asegura que 80% de los delitos en Venezuela se cometen en moto. Sin embargo, también son trabajadores y ciudadanos que tratan de escapar de la anarquía del sistema vehicular de la ciudad. Algunos son mensajeros, otros taxistas, cobradores y están los que surten sus negocios transportando insumos en las cajuelas de las viejas Vespas.

5) Falta de credibilidad. Han sido insuficientes las políticas de control que el Estado venezolano ha realizado, hay inconsistencias y olvido en la aplicación de las leyes. El 05 de octubre de 2011 apareció en Gaceta Oficial Nº 39.772, el Reglamento Parcial de la Ley de Transporte Terrestre sobre el Uso y Circulación de Motocicletas en la Red Vial Nacional y el Transporte Público de Personas en la Modalidad Individual Mototaxis. Han pasado más de dos años desde su promulgación y fueron dos años de discusiones en mesas de trabajo que aún no arrojan resultados concretos.

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