Los métodos y los argumentos

Los métodos y los argumentos

Nadie podría asegurar que la intención era provocar su cierre. Pero era más o menos previsible qué iba a ocurrir si un grupo de personas, muchas de ellas con máscaras, se concentraban para protestar al lado de una plaza en la que se estaba llevando a cabo un festival de lectura.

Precisamente ese, el último día del Festilectura, cuya noticia complementaria era la escasa participación de la militancia en las elecciones internas del partido de gobierno. Que haya tenido el éxito de participación que no tuvieron  esas elecciones también encarnaba una opinión, una atmósfera, una percepción.

Y aunque la intención no fuese la de producir el cierre del evento, el despliegue de insultos que se leyeron ayer en las redes sociales hacia todo aquel que se mostró en desacuerdo con la acción y sus consecuencias,  es suficiente motivo para estar alarmados con los argumentos y los métodos que se esgrimen en las acciones de protesta.

Los argumentos: que no es momento para fiesta. Que sólo están pendientes de su dinero. Que es un acto de “colaboracionismo”. Los métodos: “#Resistencia ya saben qué hacer” se leía en  algunos tuits que mencionaban cuentas de autores e intelectuales venezolanos que mostraron su desacuerdo con la acción. Gente de una lucidez incuestionable, como Colette Capriles, acusada por jueces anónimos de “que se le cayó la careta”.

El chiste se explica por sí solo.

El Festilectura encarnaba un acto de claridad y sosiego. Un evento en el que se abordaron temas como, precisamente,  la importancia de conocer la historia para evitar que pretendan alterarla, o el reconocimiento del espacio público como un paso hacia la construcción de una sociedad sólida.

Un acto de resistencia a la imposición, a la vulgaridad, a la violencia en el lenguaje político. ¿Qué se ataca cuando se ataca un evento de esta naturaleza? Volvemos a los métodos y a los argumentos. Desde cuentas anónimas que insultan al que piense distinto no se combate a un gobierno que se acostumbró a insultar al que piensa distinto. Pretendiendo imponerse a la decisión de la gente de pasar su domingo en un encuentro de libros no se combate un gobierno al que se acusa de totalitario. No entender que toda actividad ciudadana es un acto de civilidad  que contrarresta la constante militarización de la sociedad, no entender que hacer un país paralelo a las imposiciones gubernamentales es un contundente acto de resistencia, es luchar por el bando y no por los principios.

Y he ahí el problema. Si la lucha es por desplazar a un grupo en el poder, a como dé lugar y con los métodos que sean, se entiende que sientan que cualquier evento ciudadano sea un acto de “colaboracionismo”. Pero el que lucha contra la violencia, contra el insulto, contra las imposiciones, contra el irrespeto y la falta de sindéresis, no se sintió representado en el lenguaje usado ayer en las redes sociales por parte de los defensores de la acción de protesta.

Un encuentro con el libro es un encuentro con la reflexión. Hay que estar atentos para que el dolor no impida la claridad. La peste, ya lo dijo Camus, siempre acecha.

Es incuestionable que el gobierno venezolano tiene una enorme deuda con la justicia por sus actuaciones en la represión de las protestas estudiantiles durante este 2014. Gente seria como el  Centro de derechos humanos de la UCAB, elForo Penal o el Foro por la Vida, ha documentado minuciosamente todos los casos de abusos policiales, muertes a manos de organismos de seguridad del Estado y detenciones arbitrarias. Pero, aplicar la máxima de que si no hay justicia para todos no habrá paz para nadie, es repetir un razonamiento que sólo ha producido una espiral que reproduce la injusticia.

Es defender el bando y no los principios. Es prometer más de lo mismo.

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FestilecturaHéctor Torresopinión

1 Comentario

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  1. 24 noviembre, 2014, 23:09

    Aunque no puedo opinar con mucha propiedad pues no pude presenciar lo ocurrido (vivo en Cumaná y no estaba por casualidad en Caracas en ese momento), me parece que escoger ese espacio para realizar la manifestación de protesta conocida fue un error político evidente de parte de los sectores que propusieron y organizaron la actividad, Lamentablemente hemos tenido en este año semejantes o peores manifestaciones igualmente desencaminadas. Ahora, más preocupa las reacciones ante el descontento expresado por personas directa o indirectamente afectadas por la acción, reacciones peligrosamente cercanas (cuando no claramente) a actitudes fascistas, desvalorizadoras de la diversidad democrática, de la importancia de la producción y el intercambio intelectual…

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