Enamorados del amor

La agricultura del desánimo

A diario las noticias nos hacen una radiografía disonante del acontecer del país, capaz de dejarnos sordos de tristeza, incapaces de querer pararnos de la cama, con intolerancia al país. Nos volvemos un poco dementes, sentimos que alguien nos sigue, que de sueldo tenemos sólo una redonda, brillante e inservible moneda, alguien nos ve, alguien nos escucha, nos acechan, nos persiguen, huimos, corremos lejos, pero logran alcanzarnos. No son noticias falsas, son reales, nuestro país se ha vuelto un real quilombo y vemos con poca fe el desempeño de sus principales administradores.

No es mentira, todo ocurre aquí y ahora, pero si lo seguimos muy, muy, de cerca, será como irnos a vivir al sol y morir calcinados. Moriríamos en un fuego lento, incapaces de poder salvarnos porque la marea de llamas irá ennegreciendo nuestros sentidos, hasta incomunicar nuestra alma. Por eso, un día decidí hacer un alto. Empecé a administrar mejor mis preocupaciones y exponerme de forma coherente a los sucesos.

No se trata de volverme fría ante lo que pasa a mi alrededor, no es aislarme, pero definitivamente no puedo continuar viendo todo en primera fila, pues los motivos para continuar se irán disipando de tal forma que me deprimirán.

He decido no prestarme más a esta plantación de malas noticias, no pretendo hacerme eco de ellas en esta oportunidad. He decido dejar que sean otros quien planten el desanimo a la sociedad.

Tener un amante siempre ayuda a sonreír

Hace bastante tiempo me conseguí con un texto de Jorge Bucay, que trata sobre la necesidad de tener un amante que nos alegre la vida, que nos haga querer pararnos temprano, sonreír, querer lucir bien, tener ánimos de trabajar, volvernos positivos.

Yo me volví descarada, impúdica. Hice revisión de una larga lista negra de posibles amantes, se me hizo difícil escoger uno, por lo que tome varios de la lista y los invité a salir con ánimos de vivir unas aventuras que le brindaran a mi vida la sal y la pimienta que le estaba faltando.

Empecé a salir con el flaco, mi bici, quien me da una perspectiva diferente de la ciudad. Él me motiva mucho a crear, mejora mi salud, mi condición física e incluso me presenta una cantidad nada despreciable de personas maravillosas. El flaco es lo máximo, pero en días de lluvia se muestra indispuesto, le duele la cabeza (eso dice él) y no quiere desempeñar sus actividades de amante, por eso me veo obligada a serle infiel con el training bike. El training bike es un amante bien demandante, me deja agotada, pero ayuda a mi concentración, me reta y hace que quiera ser mejor, termino compitiendo conmigo misma por el trofeo de la excelencia.

Estos amantes están muy bien, pero no siempre puedo estar pedaleando, requiero estar tranquila en algunos momentos. Por lo que conseguí un afable amante que me lleva a la cama y me acompaña a tolerar las colas interminables de la ciudad, la lectura. Este amante es maravilloso, pues me hace viajar, me da un sentido distinto de la vida, mejora mi vocabulario (aunque me siga expresando, en lo cotidiano, de forma vulgar o folklórica). Es una locura este amante, pues me vuelve compulsiva y se adueña de buena parte de mis honorarios. La lectura es pervertida, por lo que me invita a hacer tríos con la escritura, cosa que me encanta, muy posiblemente no sea yo la mejor amante, pero trabajo en serlo.

Todos ellos, a su manera tienen un aporte positivo en mi vida, me generan la necesidad de estar activa, comprometida e indudablemente me hacen feliz, aun y cuando no tenga un amante de carne y hueso.

La magia está en los detalles

Tener muchos amantes me ha vuelto soñadora. Capaz, muchos consideren que soy una hippie que desayuna, almuerza y cena flores, pero creo que no es sólo de hippies querer ser felices. Esa necesidad está en todos, tenemos que buscar la felicidad a como de lugar dentro de nosotros para poder impulsar nuestro entorno, trabajar con ánimo, poder querer y respetar a nuestros semejantes.

Cuando estamos contentos cambia nuestra visión, nos volvemos unos enamorados del amor, capaces de agradecerlo todo, de percibirlo todo de forma fresca. Nos percatamos de la brisa que acaricia nuestras mejillas, disfrutamos el show que nos muestra la conducta humana en el metro, empezamos a subir la mirada al cielo y notamos la mezcla de pantones hermosos que hay en el firmamento, buscamos siluetas en las nubes. Todo esto mejora nuestra presión sanguínea, crea un campo magnético que nos acerca a más cosas geniales. Poco a poco empezamos a prescindir de personas negativas o terminamos por contagiarlos con nuestra buena vibra.

Puede que le parezca cursi todo esto, admito haberme vuelto cursi, pero es que me enamoré de la vida para poder seguir viviendo en armonía muy a pesar de los pesares. Está en usted tomar la decisión de convertirse también, en un eterno enamorado del amor,  y así lograr conseguir en la nada un todo.

Gala Gabriela

Publicista, ciclista urbana, turista de la vida y de mente soñadora.Las letras se convirtieron en la herramienta perfecta para exorcizar mis demonios y dar a conocer realidades cotidianas que pasan desapercibidas.

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