Gustavo: No hay nada mejor que casa

Gustavo: No hay nada mejor que casa

El 24 de julio de 1987 Gustavo Cerati, al frente de Soda Stereo, canta por primera vez al público venezolano. El concierto, realizado en el “Estudio Mata de Coco”, costó 300 Bs de la época y fue para un selecto grupo de 500 personas, cuya sesión fue grabada e incluida como parte del disco en vivo “Ruido Blanco”. En ese momento Soda Stereo era el fenómeno de exportación del rock argentino, en el revival que experimentó, paradójicamente, gracias a la Guerra de las Malvinas. Si bien el primer disco de la banda se editó en 1984, dos años después del fin de la contienda, el trío se benefició de la decisión de la Junta Militar, que gobernaba Argentina por ese entonces, de prohibir estrictamente la difusión de la música cantada en idioma anglosajón en su territorio. Por esta razón, las radios “descubrieron” decenas de grupos y promovieron, como nunca antes, las bandas que existían de ese lado del río de La Plata. El momento cumbre de este fenómeno fue el denominado “Festival de la Solidaridad Latinoamericana”, realizado el 16 de mayo de 1982 en el estadio de Obras Sanitarias de la capital. 60.000 personas escucharon a músicos como Charly García, León Gieco, Luis Alberto Spinetta y Nito Mestre, pagando como entrada ropa o alimentos que serían destinados a los soldados destacados en el frente. Hay quienes aún discuten si los rockeros apoyaron o no indirectamente a una dictadura moribunda, o fueron lo suficientemente agiles como para aprovechar el momento y deslizar canciones metafóricas de protesta. Lo cierto es que a partir de Las Malvinas el rock hecho en ese país se convirtió en un fenómeno masivo, difundido por los grandes medios y con ventas importantes de discos. Estemos claros. No fue que la dictadura militar “inventó” el rock argentino, sino que permitió que bandas talentosas ignoradas por el circuito cultural y radial tradicional pudieran encontrarse con el público.

Cerati en Caracas, presencia y consecuencia

Cuando Gustavo Cerati pisó Caracas para presentarse como artista fue testigo de los efectos de una medida proteccionista similar en las faldas del Ávila. Luis Herrera Campins, presidente de origen llanero, ordenó el decreto 1×1 que obligaba a las radios a transmitir una canción venezolana después de una extranjera. Cuenta la tradición oral que era la manera en que Herrera pensaba que se escucharían más el arpa, cuatro y maracas de sus querencias. Lo que realmente pasó fue que la medida le abrió las puertas a una generación de cantautores y artistas ligados al género pop que cautivaron los gustos del público continental y catapultaron a sellos locales como Sonográfica y Sonorodven. Gracias a los beneficios económicos que originaron cantantes como Karina, Yordano, Frank Quintero, Franco de Vita, Colina los sellos locales contaron con el flujo de caja suficiente para experimentar con las bandas rockeras nacional y sintonizarse con la ola de “rock en español” que venía del sur del continente. De manera indirecta, aquel primer concierto de Cerati y compañía le decía a los empresarios venezolanos que las bandas rockeras podían aglutinar público y vender discos. Y no dudamos que los primeros lanzamientos de Sentimiento Muerto, Zapato 3, Desorden Público, 20/20, WAG, Spías y Radio Clip era el intento de conseguir, en este lado del caribe, un fenómeno en ventas similar al de Soda Stereo.

De toda esa camada de bandas nacionales la que más reclamaba, aunque lo negaran insistentemente, ser herederos del espíritu Soda Stereo, era 20/20 cuyo primer y único disco “Sólo dependo de ti” fue editado en 1988 por un experimento independiente de la filial local de CBS llamado Spi Discos. La música, la estética, la forma de componer las letras y la vocalización estaban bajo el influjo de la magia del Gustavo Cerati de la etapa new-wave. El disco, que contó con la producción artística de Frank Quintero, es quizás el más argentino del rock venezolano, pues el resto de los representantes de la movida se movían en otras direcciones.

Fricción bajo la sombra de Gustavo

A finales de los 80 ́s, cuando ya Soda Stereo era el referente indiscutible del rock en español en el underground venezolano Interdisc, un sello argentino comprado por EMI, edita en Venezuela uno de los discos de su catálogo. Se trata de “Consumación o consumo” de Fricción, una banda que si bien en Argentina era una agrupación de culto que reconocía a Richard Coleman como su frontman, en esta ribera del Arauca vibrador se vendió como la banda paralela de Gustavo Cerati. Coleman y Cerati eran grandes amigos, por lo que el primero invitó al segundo a tocar la segunda guitarra en la banda. Aprovechando el impulso de su propia banda, Interdisc le pide a Cerati que fuera el productor artístico del lanzamiento de Fricción, que en Buenos Aires tuvo vida propia pero que en la “pequeña Venecia” lo que se vendió era porque se había impreso el nombre del referente del género en su contraportada.

Quizás los lectores cuyo promedio de edad sea los 20 años no crean que en aquella primera visita de Soda Stereo al país su aparición televisiva fue a través del canal del Estado. Eran los días en que no existía internet y las antenas parabólicas eran un lujo de gente acaudalada.

Guillermo González los presentó en su programa “El show de Fantástico”. En esos tiempos los medios de comunicación estatales tenían más vocación de servicio público y reflejaban las tendencias e innovaciones culturales de la época. En el mismo Canal 8 se transmitió el programa televisivo estelar en la difusión en general del rock “en tu idioma” y específicamente el rock venezolano: “A toque”, producido y presentado por la periodista Erika Tucker. En cada una de sus emisiones, emulando formatos de programas similares en otros países, se producía un video a la banda venezolana entrevistada en el show. Si algún día alguien se le ocurriera digitalizar “A Toque” para formato DVD, tendríamos la mejor radiografía de la época dorada del rock venezolano. Lamentablemente somos un país de poca memoria, hasta para el rock hecho en casa.

El último concierto de Gustavo fue en Caracas, nuestra música contemporánea tiene su impronta grabada, del roCk hecho en Casa Lleva C de Cerati.

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