Una puerta abierta a la esperanza

Hace 9 años, iba camino a casa, cuando me abordaron unos sujetos que se bajaron de un automóvil blanco. A partir de allí, iniciaron lo que serían cinco horas de pánico, ese pánico normal que circunda hoy en día por muchas ciudades de Venezuela sin decoro. “No me mires a la cara”, “colabora o te quebramos”,  son algunas de las cosas que me dijeron y apenas puedo compartir hoy por este espacio. Ese día no solo perdí mi carro, sino que ingresé a las estadísticas de robo y secuestro de mi país.

Resulta que la inseguridad y la violencia están entre las principales razones por las que un contingente significativo de venezolanos decide migrar a otras fronteras, claro los que tienen la posibilidad de irse, mientras que los que no pueden ni quieren irse, permanecen con la zozobra de no saber cuándo les saldrá su número en la lotería de la inseguridad.

En mi caso, el haber sido víctima de un secuestro no ha sido una razón para tirar la toalla y dejar de seguir haciendo cosas por mi país, pues uno de los pensamientos que me acompañó en ese trance, y me sigue acompañando, es que los jóvenes que me atracaron, aprovecharon la “puerta abierta” para delinquir ya que no vieron otras alternativas para obtener dinero. Se trata entonces de una puerta que ha permanecido abierta por la irregular presencia de la policía y la relativa permisividad del Estado hacia el delito, que buena parte de la población percibe, pero también por la falta de oportunidades que les permitiera a esos jóvenes optar por otro camino distinto a la violencia, la anarquía y la riqueza mal habida.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas (2011), Venezuela es un país con 5.348.647 jóvenes y sobre ellos debemos preguntarnos: ¿Los estamos empujando a la puerta de la violencia o a la del emprendimiento y la productividad?. Toca reconocer que más de un millón de éstos se encuentra excluido de toda oportunidad de trabajo y estudio, lo que trae como consecuencia la bomba de tiempo que todos los días nos revienta en el rostro, en modo de una delincuencia desbordada.

Creo que el seguir ignorando lo que pasa con los jóvenes de Venezuela, condena a la sociedad a perder una oportunidad de oro para incluir productivamente a los jóvenes, y además se desaprovecha el chance para dar pasos en la reconstrucción del tejido social, y con ello rescatar la convivencia pacífica y democrática en Venezuela.

estudiantes felixxi

Ya en 1982, James Wilson y George Kelling propusieron la teoría de las “ventanas rotas”, a partir de la cual, para prevenir la delincuencia es prioritario arreglar los problemas cuando aún son pequeños: “repara las ventanas rotas en un período corto, digamos un día o una semana, y la tendencia es que será menos probable que los vándalos rompan más ventanas o hagan más daños”. Y esta teoría nos interpela a pensar cuántas ventanas y puertas nos toca reparar para que la violencia disminuya en nuestro país.

Un joven de una escuela popular le  exponía a su profesor  una pregunta contundente:  “¿cómo seguir estudiando si en el mundo de los “malandros” se puede hacer mucho más dinero que el que produce un profesional en un mes?”. Toca decir que el país está a la espera de una vigorosa acción que permita abrirles a los jóvenes más espacios alternativos a las bandas, la violencia y las páginas rojas de los diarios. No debemos tener la menor duda de que el emprendimiento juvenil permite generar un doble impacto: en la economía y la integración social, de quienes más pronto que tarde, ingresarán al mundo de los adultos. Si está de acuerdo con todo esto, es momento abrirle las puertas y ventanas a la productividad y el emprendimiento, urge abrirle una puerta a la esperanza. #LaCosaEsEmprender

Félix M. Ríos Álvarez

#EmprendedorSocial comprometido con , Caraqueño, #Sociologia UCAB y próximo MGP IESA. Agrégale Salsa, Cine, Yoga, Ávila y Pasión por #Innovar

Latest posts by Félix M. Ríos Álvarez (see all)

Deja un comentario