Lo esencial es invisible

Llega un punto en la realidad agobia y 2 semanas consecutivas hablando de Criminal Minds no es que ayuden mucho. Así que esta semana vamos a cambiar un poco toda la dinámica del asunto: pues, resulta que no vine a hablarles de ninguna serie de tv. Esta semana quiero contarles de un tesorito que descubrí por allá en el año 2013 en una sesión de buceo profundo por YouTube. Sí, de buceo porque yo, en realidad, estaba viendo videos de quien era mi más reciente stalkeado: Matthew Gray Gubler (Criminal Minds) y me conseguí con The Beauty Inside.

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A pesar de que WikiPedia la define como una película, y se consiguen compilaciones completas, la entrega original fue a modo de mini serie. En total, fueron 6 capítulos de, más o menos, 10 minutos cada uno con una frecuencia semanal y, a partir del segundo, nutridos con los comentarios de la audiencia a través de Facebook. La idea de Intel y Toshiba, puesta en escena por Drake Doremos, les ganó en ese año el Premio Daytime Emmy como «Outstanding New Approach to an Original Daytime Program or Series». ¿Por qué?

Sencillo: hasta el público más agrio se suaviza cuando le hablan del amor verdadero y resulta que esa es la premisa de la serie. Topher Grace (That ’70s show) narra la mayor parte de la historia, digamos que es la voz interna de Alex –el protagonista-, porque en algunos momentos la narración se complementa con aportes de la audiencia. El asunto es el siguiente: la historia de Alex nos pasea por todo un abanico de razones por las cuales él no puede ser amado y por las cuales él se niega a amar. En el desarrollo, también nos confronta con una muy variada serie de prejuicios relativos a cómo nos vemos a nosotros mismos, a cómo nos ve la sociedad y a cómo nos relacionamos, en consecuencia de los anteriores.

Es una historia que habla de aceptación, en muchos niveles: de nuestras circunstancias, de nuestras individualidades, de quiénes somos y quiénes queremos ser y del rol que jugamos en el mundo. Es un paseo rápido y profundo por la búsqueda de la identidad, por esa necesidad de definirnos, de etiquetarnos, de cumplir estándares ajenos o de conseguir ese lugar único que sólo tú puedes ocupar, que sólo yo puedo ocupar.

Sí, yo sé que les puede parecer que el tratamiento de esos temas debe haber sido algo superficial –por la corta duración de la serie-, pero no. La historia gira en torno al personaje principal: Alex, es él quién narra; y a partir del capítulo 3 es que empezamos a ver la fuerza de la co protagonista: Leah. El guion está hecho en la justa medida para que el espectador se cuestione a sí mismo en torno a todos estos temas, en grado progresivo –capítulo a capítulo-, por lo que las conclusiones más valiosas –a pesar del final de la historia- son las que le quedan a cada quién. A pesar de ser un gran drama generado por un toquecito de ficción –de otro modo no habría sido posible-, The Beauty Inside tiene su buena dosis de humor, de romance inocente y de thriller psicológico y siempre te deja esa sensación de “querer más”, por lo que no se les hará difícil ver toda la serie en una sentada.

Para hacerles aún más fácil el asunto, les dejo incrustado aquí el primer capítulo en una lista de reproducción –subtítulos incluidos-, como para que no tengan excusas para no verla. Y, para los curiosos que quieren saber quién fue el lindo chico que me llevó a esta serie, les cuento que él interpreta a Alex en el capítulo número 3 (también el de la foto de arriba). Así que aquí se las dejo, espero que les guste y me despido, no sin antes recordarles que apreciamos mucho que compartan con nosotros qué harían ustedes al encontrarse en esta situación.

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