Las copas de los árboles se mecen con el viento vaticinando lo que viene. Entre la maleza, se adivina la figura de un hombre que huye. Se oculta detrás de un tronco, respira agitado y observa a su alrededor con la mirada pérdida: La muerte lo acecha. Se lanza nuevamente mientras una lluvia de flechas vuela a su alrededor; una lo atraviesa. Con dificultad se pone de pie, no se da por vencido. Finalmente, el joven logra abrirse paso hasta una pradera a cielo abierto al tiempo que una voz femenina se incorpora con un grito de guerra: “I’m a female rebel” (soy una mujer rebelde).
Los juegos del hambre
No les estoy hablando de la última entrega de Los Juegos del Hambre sino del vídeo Hunger of the Pine o Hambre de los Pinos del grupo inglés Alt+J. Sin embargo, sirva la propuesta audiovisual de antesala para tratar uno de los films más aclamados y controversiales de los últimos años que se acerca al final con la segunda parte de Sinsajo cuyo estreno se estima que sea en noviembre de este año.
La reflexión viene porque, precisamente, el video musical resume en sus tres minutos con cuarenta y seis segundos todo lo que Los Juegos del Hambre pudo ser pero nunca fue. La idea de un sistema de gobierno totalitario dividido en distritos que obliga a sus habitantes, sumidos en la extrema pobreza, a concursar en un juego donde los participantes entre 12 y 18 años son escogidos aleatoriamente y puestos a prueba en un escenario de vida o muerte en el cual, además, solo uno puede resultar victorioso suena prometedor. En medio de esta debacle surge Katniss Everdeen quien decide tomar el lugar de su hermana menor Primrose y convertirse en tributo. Ahora, lo que pareciera establecer una suerte de coliseo romano donde la moral de sus participantes es puesta a prueba al igual que la de un gobierno opresor y tiránico, queda como un elemento meramente ornamental ante la necesidad de concentrarse en el tema amoroso; La crítica ni siquiera viene dada por incorporar una relación natural y humana que, de hecho, bien empleada puede dimensionar aún más la trama como pasó en películas como Titanic sino, más bien, por la perenne necesidad de trivializar todo y convertirlo en una fórmula para ser consumida sin reflexión, sin sustancia. Este pareciera ser el mal moderno: no pensar, solo consumir.
Aunque de momentos alude a historias como Battle Royale o The Lottery de Shirley Jackson, cuenta con suficientes elementos propios como para ser una historia relevante para esta generación al tratar temas como el rol activo de la mujer que lucha por controlar su destino, el cuestionamiento moral ante una situación de vida o muerte, la postura de los pueblos ante sus gobiernos y pare usted de contar. Sin embargo, por alguna razón se prefiere el estereotipo prefabricado que permite que la historia avance lo suficiente como para enmarcarla dentro del cliché dramático. Basta con ver ejemplos como Crepúsculo o Cincuenta Sombras de Grey para comprender que incluso las damas se han conformado con un rol pasivo ante su contraparte masculina. Lo que es todavía más curioso es que estos libros que han dado lugar a la “revolución literaria” moderna, han sido escritos por mujeres y para mujeres —principalmente— y aún así solo reafirman la postura de las féminas en tanto que un hombre les dé propósito; lamentablemente, Katniss Everdeen a pesar de reunir todas las cualidades para liberarse del modelo opresor machista, no es la excepción.
La primera parte de Sinsajo dejó un sabor agridulce, no queda más que esperar la última entrega de la saga a finales de este año pero, mientras tanto, al menos Hunger of the Pine ofrece una pequeña mirada de lo que pudo ser una de las historias más importantes de nuestra década pero que solo dejó hambre por más.
Hambre de los Pinos del grupo inglés Alt+J
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