Aunque la sociedad considera tabú el tema de la muerte autoinflingida por miedo a que se genere un efecto contagio, es un problema de salud pública de primer orden, considerando las causas que motiva a las personas a tomar esta decisión no acertada. En el XVI Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en Madrid en 2014, los expertos consideran que es necesario abordar el problema real sin difundir datos alarmante, desmitificar y dejar de verlo como “la salida excepcional a los problemas”, dice Jerónimo Saiz, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
Quitarse la vida es un hecho inusual en Venezuela si nos fijamos en las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) y el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Policiales y Criminalísticas (CICPC). Muchos podrán decir que se debe a las sucesivas encuestas que nos han señalado como el país más alegre del mundo, aunque la causa más común es la depresión nerviosa.
Según los datos oficiales del capítulo Estadísticas Vitales del INE, en el 2012 se registraron 788 muertes auto-infligidas, lo que significaría una tasa de 2,68 suicidios cada 100 mil habitantes, usando como base una población de 29.365.451 personas según las proyecciones demográficas basadas en los datos del Censo 2011, brindadas por el INE.
Estos datos señalan que casarse puede parecer una buena decisión de vida, pues 75% de suicidas estaban en soltería, y 8 de cada 10 eran hombres. Lo realmente rarísimo es morir de esa forma si eres divorciado/a, separado/a o viudo/a. Si estás en tus 30, sería sospechoso morir así, pero no tanto después de los 50. Las mujeres lo hacen muchísimo menos y no comparten todas las razones del sexo opuesto.
Extremos peligrosos
Es realmente raro quitarse la vida en Cojedes, donde con apenas 2 suicidios en todo el año 2012, es un hecho por cada 164 mil habitantes. Algo similar pasa en Aragua, donde con 12 suicidios, es un suceso de esta naturaleza por cada 146 mil personas. El mejor tercero es Táchira, donde apenas hay una muerte bajo estas circunstancias cada 110 mil personas.
Sin embargo, vivir en el interior no es sinónimo de evitar pensamientos suicidas. Ni es un tema de andinos o llaneros. Pues aunque las cifras han bajado progresivamente desde 2001 hasta 2011, de los 1.132 hasta 739, al año siguiente hubo un repunte, impulsado por los suicidas del Distrito Capital (de 69 a 158), pero también por los de Mérida (8 a 24) y Yaracuy (7 a 36), con los crecimientos más dramáticos, pero seguidos de cerca por Trujillo (de 37 a 52).
De esta forma, el suicidio es más común en el Municipio Libertador, donde se comete uno cada 13 mil 135 personas hasta llegar a 158 en todo 2012. En el segundo lugar, un antiguo líder en este asunto: Trujillo tiene uno cada 14 mil 843 habitantes. El tercer lugar es un empate poco deseable entre Yaracuy y resaltando a pesar de su bajísima población, el estado Amazonas, con cerca de uno cada 18 mil habitantes. Muy cerca quedaron Vargas y Nueva Esparta con tasas alrededor de las 19 mil personas cada muerte auto-infligida. Lo que deja las preguntas abiertas sobre lo que implica vivir en zonas vacacionales o muy apartadas en comparación con la bulliciosa capital. Los extremos se tocan.
El municipio con más suicidios en Venezuela es Maracaibo, con 49, donde la depresión se llevó a 33 personas. Como el Zulia, su gran densidad poblacional los hace no tan usuales. En la entidad, los disgustos familiares son la principal causa de esta fatal decisión.
La soltería no es tan buena
Resalta en la sección de Estadísticas Vitales del INE, citando al CICPC, que los solteros sean una abrumadora mayoría entre los suicidas. 3 de cada 4 suicidas no habían contraído matrimonio ni vivían con una pareja. Aunque tampoco parece que el matrimonio sea la solución completa, pues los mínimos están entre los viudos, separados y divorciados, que juntos no llegan a 3 por cada 100 que deciden terminar con su existencia. Solo el 17% de los suicidas son casados o viven en pareja.
Depresión, rabia y desamor
La depresión nerviosa y los disgustos familiares encabezan las causas de los suicidios en Venezuela. El tercer lugar lo ocupa lo que oficialmente se registra como “amor contrariado”, que se refiere a despechos por falta de correspondencia, y no por divorcios, que según se ha visto, es lo que te aleja de provocar la muerte. Las tres ocupan el 42%. Lo menos común, temor a recibir condena, con solo 8 de los 788 casos, todos hombres.
En el municipio Libertador, líder en suicidios, los trastornos mentales lideran el trágico índice, superando a la depresión por poco. En Trujillo, por su parte, es el desamor la principal causa en la entidad mientras en Amazonas, las dificultades económicas acaparan el 33% de los suicidios. Y fue la razón de los dos casos cojedeños. En Yaracuy, el otro tercer lugar, el problema es “la hastía de la vida”, según la tabla oficial. Una cifra que llega hasta los 16 casos en Nueva Esparta, donde se vuelve la principal razón para considerar que el mundo es realmente cruel como para despedirse.
Entre hombres y mujeres
Si tienes entre 30 y 39 años, estás en el grupo de edad que menos se suicida, sólo superado por los menores de 15. Lo contrario si ya usted pasó los 50, donde el CICPC registra la mayor cantidad de casos.
Pero el suicidio es algo con signo masculino, pues el 82% es cometido por hombres, lo cual es también cierto para todos los grupos de edad. Sin embargo, las mujeres de 15 a 19 años, así como las mayores de 50 años, representan un poco más que el promedio femenino.
Lo que ellas no hacen: suicidarse por desempleo, miedo a ir a la cárcel o usando inhalación de gases tóxicos.
El ahorcamiento es el método preferido entre ambos sexos: 54% pero especialmente para los ubicados entre los 20 a 24 años; seguido de 13% por arma de fuego (preferido por los mayores de 50 años), y un poco más del 10% por envenenamiento.
Extraña explosión
El Sistema de Consulta de las Estadísticas Vitales del INE permite investigar cruzando distintos datos, para obtener un perfil específico. Por ejemplo, en 2012 dos personas usaron explosivos para quitarse la vida.
El primer caso, una joven soltera, entre los 15 y 19 años, por un disgusto familiar en el municipio Caroní del estado Bolívar.
El segundo, un hombre soltero, de más de 50 años, por depresión nerviosa, en el Distrito Capital.
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