Bueno, mis amores, se nos acabaron las vacaciones y este año comenzó bien convulsionado. Con tantas mega conspiraciones, atentados y rumores del día a día, es mejor distraernos un poco y cambiarle el ánimo a la cosa. Esta semana tampoco les voy a hablar del suceso de la temporada, ni de una serie que está batiendo récords de audiencia (aunque sí fue un suceso en su momento). No, esta semana elegí para ustedes una serie que culminó en 2014 pero que sigue al aire para Latinoamérica por Canal Sony: How I met your mother.
Hasta ahora no había tomado conciencia de que podía ser una ventaja aquello de que nos dieran lo comercial primero y nos hicieran esperar por lo bueno, pero esa condición está jugando a nuestro favor. Difícilmente podamos pensar en algo que nos atraiga de su título: cómo conocí a su madre; porque estamos acostumbrados a los títulos rimbombantes que nos atrapan de una vez, como la primera impresión de una primera cita. Quisiera ser tan banal y decir que la serie es una comedia romántica llevada a 208 capítulos pero no puedo, resulta que es mucho más.
A pesar del cliché romanticón del título y el hilo conductor (un padre que relata a sus hijos la historia de amor que vivió con la madre de ellos), no soy ambiciosa al decir que How I met your mother es, fácilmente y sin guardar distancia, una mejora sustancial al discurso de la Mad about you de los 90 (para quienes tienen chance de recordarla). Y es que resulta que, al igual que su predecesora, contar la historia cronológicamente es la perfecta excusa para distraerte del hecho de que conoces el final de la serie desde el mismísimo primer capítulo. Se necesita estilo, coherencia y convicción para sostener una audiencia en estas condiciones por 9 años.
Es así como, bien me dijo un tuitero recientemente, “con una narrativa fresca” se pasean por todas las dimensiones de las relaciones de parejas a través de 5 personajes que están cercanos a cumplir 30 años. A diferencia de Friends, el contexto de How I met your mother contempla muy bien los cambios generacionales del tipo de “los 30 son los nuevos 20”, así como las inseguridades propias de todos los seres humanos al enfrentarse a las relaciones de pareja.
Y seguro aquí es donde están pensando: ¡Oh, por Dios! ¡Qué fastidio! Pues, no. Resulta que esta historia no tiene nada que ver con un consultorio sentimental o con ahogarnos en nuestra propia miseria. El vehículo para enfrentarnos con esa parte de nosotros que negamos, que escondemos, que no dejamos ver –a veces- ni por nosotros mismos es un humor llano y fresco, lleno de una sátira sencilla y amigable. Es ese discurso que usamos en una noche de tragos con los panas de verdad, ese que nos permite criticarnos, juzgarnos, evaluarnos y autoevaluarnos sin sentirnos agredidos u ofendidos, a la vez que nos reímos de nuestras propias inconsistencias individuales y colectivas.
Es una comedia que nos enfrenta con valores, creencias e ideales propios de nuestra generación, que nos hace preguntarnos ¿será posible? ¿qué tal si…? Porque, vamos a estar claros, no soy la única idealista que en algún momento ha considerado que al amor de tu vida lo reconocerás al instante. ¿Verdad? No me engañen, pero –sobre todo- no se engañen. Al final, muy en el fondo de nuestros corazones, todos queremos la historia con final feliz y nos preguntamos una y otra vez si lo que estamos haciendo nos llevará a tal desenlace.
En resumen, How I met your mother es quienes somos y cómo somos. Es creer en el amor a primera vista pero pasear el camino besando sapos. Es tener la seguridad de saber quién es esa única persona para ti y la fuerza de esperar hasta el momento correcto. Es ilusionarse, meter la pata y rehacer todo de nuevo; es caerse y levantarse; mantener tu identidad y reinventarte. How I met your mother es una comedia acerca de los cambios y el camino a la vida adulta que siempre te deja con la misma sensación: sea cuál sea la decisión que tomes, será la correcta porque viene de la mejor versión de ti que pudo existir en ese momento.
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